domingo, 17 de agosto de 2008

Studia Hermetica


—En efecto hijo, es diferente de uno a otro [la palabra], pero la humanidad es una sola: igualmente es una palabra y se traduce de una lengua a otra; de modo que, en realidad, encontramos un solo y mismo concepto en Egipto, Grecia o Persia… (CH XII 13)
Una de las principales razones que me llevaron a publicar esta página fue la intención de mostrar al que quisiere mi propia experiencia en el estudio de la Historia del Hermetismo. De hecho, creo que es interesante que los estudiantes y/o aficionados que comienzan o desean continuar con sus estudios herméticos compartan sus experiencias. Esto resulta especialmente significativo en algo tan complejo, intrincado y delicado como el hermetismo y cuestiones aledañas. Explicaré esto más detenidamente.

El hermetismo es complejo por su origen, y sobre esto algo he comentado en alguna otra ocasión. La época que lo vio nacer (sobre todo hablo de la Antigüedad Tardía altoimperial) conlleva un sobreesfuerzo de entendimiento y paciencia por parte del especialista, y si esto es así para el historiador especializado, imagínense el grado de dificultad que entraña su acercamiento para un simple aficionado (un aficionado como yo, sin ir más lejos). Para comenzar a estudiar el hermetismo se precisan unos rudimentos básicos de Historia Antigua, sobre todo en lo que se refiere a la época helenística. Hay que comprender la problemática básica de esta época y tratar de recrear artificialmente las diatribas filosóficas (o más bien religiosas) de sus contemporáneos. Sólo así podremos aspirar a entender siquiera qué llevó a aquella olvidada (y apenas identificada) pequeña élite greco-romano-egipcia a inventar algo tan bello y único como la filosofía hermética.

Además, he dicho que el hermetismo es intrincado. Y lo es en parte debido a la enorme cantidad de bibliografía inútil, errónea y equívoca que circula por ahí; de otra parte, el hermetismo es intrincado por la habitual confusión existente entre sus reinterpretaciones, que de un lado nos lleva a confundir el hermetismo tardoantiguo egipcio con su más famosa reinterpretación renacentista, o bien con cierta parte de la doctrina neoplatónica (sobre todo siria y bizantina), o simplemente una confusión de mayor bulto, cual es no saber distinguir entre la literatura iluminista, teosófica y ocultista y toda la producción hermética anterior. Además, en nuestros días circulan muchas doctrinillas pseudoreligiosas, "ecologistas", o por mejor decir, "eclécticas" (supongo que es el caso del movimiento denominado "New Age"), que adoptan parte de la doctrina hermética, y que llevan a sus estudiosos o acólitos a confundir el actual batiburrillo "esotérico" posmoderno con la antepasada y ya milenaria "tradición hermética", sobre la base de los mismos tópicos esotericoides, y sustentados en una dialéctica ominosa, vacua y casi oracular o "heraclitana", y que por supuesto no hace otra cosa que esconder su propia ignorancia acerca de la bruma que envuelve casi dos milenios de historia, e incluso más.

He dicho también que el hermetismo es una cuestión delicada. ¿Por qué? Pues sencillamente porque se presta especialmente a la fantasía, o digamos a una vis imaginativa especialmente atractiva para los charlatanes de toda condición. El hermetismo puede producir obras de arte sublimes (tengo en mente la pintura, más que nada), y de hecho actualmente las produce; ahora bien, en cuanto a las obras de filosofía inspiradas por la doctrina hermética (en sentido lato, me refiero), sus frutos son muy desiguales, y hay que tener gran cuidado y precaución con lo que se lee, y a quién se lee. Las actuales interpretaciones zumbonas tradicionalistas y junguianas no hacen otra cosa que vender humo, precisamente por la todavía actual carencia de obras críticas y sistemáticas desde la ciencia histórica, y que poco a poco van arrojando luz al desarrollo histórico de las doctrinas del Trimegisto.

Además, el hermetismo se presta a otras muchas confusiones y medias verdades que conviene comentar. El hermetismo siempre ha tendido a elaborar una doctrina universalista y omnicomprensiva, o al menos ha sido así desde el Renacimiento. Esto lleva al "hermetista" actual a pensar que la filosofía hermética es atemporal y autárquica, lo que conduce a una especie de singular y estéril logocentrismo solipsista. Las consecuencias de esto no podrían ser más nefastas para el pensamiento discursivo, y no me refiero sólo para el pensamiento de raíz cartesiana, ilustrada, o positivista, sino para el pensamiento filosófico sin más. Con frecuencia, el hermetismo se vale de principios dialécticos tan bizarros como la "autoridad", y no sólo para la elaboración de una doctrina religiosa o mística (para la que el principio de autoridad es algo consustancial e incluso necesario), sino, y aquí es donde viene la crítica, para llevar a cabo una labor histórica que trata de pasar por verdadera. Para el hermetista actual, debido en parte a la arrogancia y la soberbia inherentes a la estupidez humana y de otra a la mera ignorancia, el hermetismo (o el "esoterismo", como casi invariablemente lo denominan) es una filosofía universal, atemporal y que no ha sufrido cambios sustanciales a lo largo de la Historia; de hecho, tiende a considerar al hermetismo como una filosofía casi antediluviana (un error procedente del Renacimiento, por cierto), y la filosofía por excelencia del conocimiento de Dios (aquellos hermetistas que creen en un Dios trascendente cristiano-plotiniano, claro), o bien la filosofía por excelencia del conocimiento de la Naturaleza (es decir, una filosofía de corte panteísta o inmanentista y virtualmente cercana al ateísmo).

Esto supongo que resuelve todos los problemas: la creación de una filosofía-panacea divulgada por todos los hombres santos desde la noche de los tiempos, o algo así. Ahora bien, y como siempre ocurre con todas las cuestiones humanas, la realidad es bien distinta. El hermetismo es un fenómeno histórico con unas características definidas que tuvo un origen, y que ha tenido un desarrollo impresionante desde al menos los primeros siglos de nuestra era hasta nuestros días. Impresionante por su vastedad, su refinamiento y también por la dispar interpretación que cada época ha dado a esta nuestra filosofía hermética. Además, y nunca se insistirá demasiado en esto, la ciencia histórica no se pronuncia en términos de "verdad filosófica", sino de "evidencia científica", lo que quiere decir que no desmerece en ningún momento la verdad que pudiere albergar tal o cual filosofía, sino su desarrollo "externo" y sobre todo el análisis exhaustivo de sus textos, por otro lado un conocimiento esencial cuando se pretende ser el seguidor de algo. Y digo esto porque los tradicionalistas o los acólitos herméticos normalmente utilizan un lenguaje deliberadamente oscuro y relativista ("heraclitano", como dije antes), sencillamente con el fin de esconder sus propias lagunas discursivas.

Bueno, he repensado todo esto tras una ojeada a los gustos y apetencias de los miembros de la organización a la que pertenezco, la ESSWE. Buena parte de ellos (que no demasiados), se interesan por el Hermetismo y el "hermeticismo", pero lo que me llama la atención es que hay muchos más interesados en el movimiento ocultista, y además, muchos de ellos no contemplan al hermetismo como una de sus preferencias... Pues bien, desde mi punto de vista eso es una incongruencia. Lo que tenemos entre manos se denomina "filosofía hermética", y desde un punto de vista histórico, la disciplina que la estudia es la "Historia de la Filosofía Hermética y corrientes relacionadas", y que según Hanegraaff habría que condensar en "Esoterismo Occidental", un término que a pesar de las sabias explicaciones del insigne catedrático holandés, a mí no me gusta demasiado; y no me gusta porque eso de "esoterismo" es un término excesivamente vago y de significación limitada, y lo de "occidental" no lo tengo muy claro, ¿acaso existe un hermetismo-esoterismo oriental? He leído cosas en este sentido, pero no me parecen dignas de tener en cuenta siquiera. El hermetismo es un fenómeno histórico-filosófico claramente helenístico, es decir, occidental, que se originó precisamente por los sucesivos encuentros entre el occidente latino y griego y determinadas doctrinas de un extinto oriente mediterráneo. Por supuesto, la recepción árabe y judía del hermetismo puede considerarse una excepción a esto que digo, pero algo habría que decir al respecto, dada la proximidad no sólo doctrinal de estas dos culturas semíticas al cristianismo occidental y oriental.

En fin, para acabar me gustaría observar que he tenido oportunidad de leer literatura ocultista y tradicionalista que ignora sorprendentemente a los propios textos fundadores tardoantiguos, y que en general está fuera de las polémicas (que no sólo se mueven en un ámbito erudito) cardinales del estudio del hermetismo. Alguien que se mueve en lugares comunes del esoterismo posmoderno no puede aspirar a comprender la filosofía hermética en su totalidad, y mucho menos hablar del significado de su desarrollo histórico con propiedad.

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